
Hace unos veinticinco años que empecé a jugar a Changeling. Recuerdo su primera edición en tapa blanda. Fue el primer juego de rol que traduje para poder jugar en condiciones y el que me abrió la puerta a los juegos en inglés.
Entonces ya era una jugadora avezada: Aquelarre, Strombringer, El señor de los anillos, Ciberpunk, Paranoia, Kult, Cthulhu, Starwars, In nomine satanis, Fanhunter… lo que cayese en mis mano. Entonces era una todoterreno. Mundo de Tinieblas empezaba a dar muy fuerte entre los roleros, pero yo aún no había encontrado mi juego.
Changeling y Mundo de Tinieblas
El existencialismo gótico de Vampiro no era para mi. Hombre Lobo me encantaba pero nunca encontré nadie con quien jugar, problema que se agravaba con Mago. Así que cuando apareció la primera edición en tapa blanda de Changeling me lo compré sabiendo que era posible que no lo jugase demasiado. Si era difícil decirle a alguien que jugase a ser un hombre lobo, intentar convencer a un grupo de veinteañeros para que se metiesen en la piel de un hada iba a ser cuanto menos imposible. Entonces jugar al rol era cosa de hombres, la masculinidad y las hadas no se llevaban muy bien.
Por suerte tengo buenos amigos, gente maravillosa que se prestó a darme el gusto de jugar un par partidas. Adoré el transfondo del juego, el folclore de los cuentos populares, los tipos de hadas, el sense of wonder que me parecía el más poderoso de Mundo de Tinieblas, pero había un “pero”. Que las hadas vivieran en el mundo de los humanos y obligadas a ocultar su naturaleza para llevar una vida normal no me acababa de convencer. Yo quería magia salvaje, imaginación y épica. Quería los mundos de McDonald, de Carrol, de Barrie. Quería a Michael Ende y eso no era posible en la fantasía urbana.
Así que empecé a cambiar cosas.
El origen de TerraLinde
Eliminé el mundo real, yo quería escapismo puro y duro. De hecho empecé a jugar una situación inversa. Un mundo que no creía en los humanos y en el que las historias para niños hablaban de gente que no hacía magia. Gente con vidas cortas que habitaban en ciudades de piedra gris. Había nacido TerraLinde y eso era solo el principio.
Modifiqué los poderes. Modifiqué las razas de las hadas y añadí algunas más… hasta que al final ni siquiera me servía el sistema de dados de diez de MdT y también tuve que cambiarlo. He jugado en TerraLinde durante años. Tuve la suerte de encontrar varios grupos de jugadores que le cogieron el gusto a ese mundo. Todos me decían que escribiese mi propio juego de rol. Lo intenté varias veces y fracasé de un modo glorioso. Escribir un manual de rol no se parece nada a escribir relatos. Requiere orden y espíritu práctico, son dos cualidades de las que ando corta. Así que me limité a escribir relatos y crear transfondo, olvidando la idea del manual de rol.
Llegaron las clases de narrativa y las novelas, el tiempo para dedicar a proyectos se iba reduciendo más y más. Así que descarté empezar con algo tan exigente como la creación de un juego de rol. La verdad es que ya daba por hecho que nunca vería la luz.
Hasta que di con Jordi Noguera y Pau Ferrón. Es una suerte poder contar en tu vida con gente que se apasiona con las mismas cosas que tú. Ellos abrazaron TerraLinde y la hicieron suya, consiguieron que creciera y que mejorase. Son roleros veteranos, de esos que crean sistemas de juego solo para entretenerse, y eran capaces de darse cuenta de qué me faltaba para escribir un manual.
Así que aquí estamos, hace mucho tiempo que dejamos atrás Changeling. TerraLinde, sus Brumas y sus Lares son nuestras, las hemos recorrido a conciencia, las hemos cartografiado y conocemos sus secretos. Estamos tejiendo un sueño y esperamos poderlo compartir con vosotros pronto. Esperamos que os convirtáis en BuscaSendas.
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